Sobran por todas partes, empezando por los vagos, incapaces e inútiles: los paniaguados de todos los partidos, amparadores de las corruptelas de sus padrinos.
No sé si sean estómagos agradecidos o paniaguados, pero conociendo esto evitaría los maniqueísmos y las incitaciones al odio irracional, sean de quien sean.
Muchos de ellos son paniaguados en administraciones públicas, cargos intermedios con un alto poder adquisitivo, o frutos prefabricados por las sagas familiares en las organizaciones políticas.