Pero para cualquier otro no es pequeño el peligro, en caso de que salga de esta vida desprovisto del vestido de la incorrupción, es decir, de la gracia.
El alma inmortal habita en una tienda mortal; también los cristianos viven como peregrinos en moradas corruptibles, mientras esperan la incorrupción celestial.
Como sea, el fenómeno de incorrupción nunca fue encontrado entre víctimas de hambrunas o en regiones donde, debido a la extrema pobreza, los habitantes practicaran unas fuertes dietas ascéticas.
Y lo que tú siembras no es el cuerpo que va a brotar, sino un simple grano..., se siembra corrupción, resucita incorrupción;... los muertos resucitarán incorruptibles.