Para entonces, los ufólogos de primera línea aun se resistían a aceptar públicamente que los escurridizos ovninautas hubiesen comenzado a raptar seres humanos.
Algunos nos resultan simpáticos, otros antipáticos y muchos ni fu ni fa, porque simplemente son tan veloces o tan escurridizos que raramente los vemos.
Caminan enquistados en anhelos, cansinos en su torpe asimetría de sueños y de pájaros silentes que sobrevuelan, escurridizos, los surcos de su corazón.