Sus virtudes, su prudencia, su habilidad, su circunspección y escrupulosidad se hacen evidentes cuando se siente dueño de sí mismo y no al servicio de una orden escrita.
La confiabilidad y la escrupulosidad se ven en los trabajadores íntegros, quienes son francos y reconocen sus sentimientos, ellos actúan en forma abierta, honrada y consecuente; así alcanzan mayor credibilidad.