Me pregunto qué soluciones puede aportar el libro electrónico a una literatura planteada en estrictos términos yonkis, donde el libro desciende a la condición de trasto harapiento, chirimbolo, cacharro.
Pero básicamente los chirimbolos no tienen un significado propio, sino un sonido asignado, y al juntar los se forma una palabra y empiezan a tener sentido.
Los materiales que necesitara son esferas de telgopor, pegamento universal, tijeras, círculo de madera o plástico (como base de la corona), chirimbolos pequeños y lana.