Luego se recobra, enciende el braserillo de las fumigaciones aromáticas; manda abrir el guardarropas atestado de trajes y zapatos, y ya eligiendo una por una, cavilosa, las prendas diurnas.
Según unos no podía existir sin que hubiera contacto entre el cuerpo animal y una materia en ignición, como una bujía, una lámpara, un braserillo, hornillo, pipa, etc..