El epíteto de la anti-política, en conclusión, es un cómodo estribillo para la polémica, utilizado a la ligera cuando ya no quedan otras armas para zaherir al adversario.
Es como un insulto sin palabras, rectifico, un intento de zaherir a los demás cuando lo que hace quien incumple es recibir un boomerang de la intención de su acción.
Tal vez una sociedad decepcionada, perpleja, zaherida por una renuente crisis de valores, tienda así a convertirse en una sociedad ennoblecida por su propio esfuerzo regenerador, concluyó el escritor.?