De pequeños, cuando no hacíamos algo correcto, veíamos la cara de reprobación o disgusto de nuestros padres, maestros o de los adultos que nos rodeaban.
Asimismo, que incluso aquellas instituciones que gozan de un amplio prestigio educacional, no son ajenas a la alta reprobación y baja eficiencia terminal.
Los jueces de paz no pueden expresar felicitación ni reprobación alguna dirigida a poderes, mandatarios, funcionarios públicos o corporaciones por sus actuaciones.