Con un telescopio de mayor resolución es posible, durante la fase de totalidad, observar las protuberancias solares, enormes chorros de gas que se proyectan desde la cromosfera hacia la corona.
De una parte están las espícules que son eyecciones de hidrógeno que no sobrepasan la cromosfera, que duran unos diez minutos y que continuamente se producen muchas a la vez.