Tiene clavado lo viejo y lo chiquito, para siempre encendido en su voz pícara que ojean sus labios achuchados, que dicen palabras dulces como cutupitos y chupamieles.
Créame, el pollito se irá de nuestra cama y seguiremos sin poder disfrutar de la maravilla de dormir solos en nuestra propia cama porque preferiremos dormir achuchados.