Terminamos brevemente destacando una vez más que el étimo tiene una posición preferente dentro de la historia de la palabra, pero que solo es una parte de esta.
A estas impostoras se les conoce como etimologías populares, aunque a nosotros nos gusta llamar las cariñosamente timologías, porque tienen más de timo que de étimo.
Se ignora la relación entre dos significados de una misma palabra (independientemente de que se conozca o no el étimo): problemas de polisemia y homonimia: mesa.
Una alternativa a precinto podría ser precinta, que tiene el mismo étimo pero no arrastra la connotación de restricción o garantía, aunque tiene el inconveniente de su poco uso.